"Un lugar donde guardar el aroma que sale de los pucheros, una buena receta, la tarjeta de aquel restaurante que nos gustó tanto, la etiqueta de una botella de vino…"

La cajita de Nieves y Elena

Pollo a los cítricos (este seguro que se lo comía Andreita)


Naranjas, limones, mandarinas, todos ellos dan un colorido especial al paisaje de nuestra tierra, al frutero de nuestra cocina y a nuestra mesa. Yo sobre todo adoro las naranjas, entre semana siempre ando pegada por las mañanas y, aunque procuro desayunar correctamente en casa, no tengo tiempo de prepararme un vaso de zumo de naranja, pero llegado el fin de semana mi marido me prepara uno enorme que disfruto en cada sorbo.
Esta fruta de invierno es una fuente de vitamina C que nos ayuda a combatir los resfriados y catarros y además tiene unos antioxidantes extraordinarios que nos ayudan a reforzar el sistema inmunitario y retrasan el envejecimiento celular.

La verdad es que no pensaba en estas cosas cuando anoche me decidí a preparar esta receta, sino que fui a la cocina y vi dos mandarinas muy tristes y solas en un frutero de tres pisos (esta tarde tengo que ir a hacer la compra) y me dije –Estas “pal” pollo- . Ya en otras ocasiones he preparado un pollo con dos limones y dos naranjas, así que ahora iba a ser con mandarinas. Utilicé también aceite de oliva, sal, medio vaso de whisky, ½ cucharadita de azúcar moreno, canela, pimentón dulce, orégano y anises.

Lo primero fue salar o salpimentar el pollo (yo usé 4 cuartos traseros), pelé los cítricos y puse los limones en rodajitas y las mandarinas en gajos, pero esto da igual porque al final todo va a ir triturado. En un plato eché el azúcar, un poco de canela, una cucharada de pimentón el orégano y los anises e impregné al pollo con el mejunje en cuestión.


Todo al horno precalentado previamente y con un buen chorro de aceite de oliva. A los 20’ vas corriendo a la cocina porque te has acordado que no has bajado la temperatura del horno a 180º, aprovechas para dar la vuelta al pollo para que se haga por el otro lado y es en ese momento cuando le atizas el whisky, cosa que debe de agradecer el pollo porque así ahoga las penas por la chicharrera a la que le has sometido. 20’ más y ya tenemos nuestro pollo listo. Ahora solo queda triturar en la batidora todo el jugo y los cítricos, pasar a una salsera y rociar al pollo un poco de la salsa antes de servir. Si lo acompañas de un puré de patatas rocía también un poco de salsa por encima del puré, los cítricos le dan un sabor muy rico.

Bon Appétit
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